Recuerdo

Correr sólo para cansarte, para tocar el techo de tu resistencia, conocerte a partir de otro límite móvil, palpar otro no contra el cual empujar, usar al máximo el aire ligero que te rodea, quedarte sin aire, para que la última falange que te conecte con la vida sea esa última bocanada exhausta de un oxígeno puro y letal, de vuelta al origen, a la belleza que nunca dejó de ser el escenario de tu cabeza, y en este momento vuela dispersa como la arena cuando la pisas con todo el peso de tu cuerpo.

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