Predestinación
Slumdog Millionaire, tema de moda, comenzaré por decir que me gustó mucho, que siempre agradezco las historias en que se destaca la voluntad, persistencia y obstinación. Curioso que semejantes valores se mezclen con un claro sentido de predestinación, juego y hasta irresponsabilidad. No obstante lo anterior es una historia hermosa, cruda, protagonizada por un personaje ingenuo, transparente, profundamente humano y a veces ilegal, en que muchos se reconocerán como yo me reconozco un poco en la medida en que todos nos autovisualizamos -hay que decirlo, con simpatía- peleando todos los días contra la gravedad y persiguiendo quimeras que a lo mejor, buscándolas suficientemente, se dejan encontrar.
Al terminar la película ante semejante final feliz, emotivo y veloz, no pude evitar sonreir sonoramente, casi en una carcajada, en sentido de aprobación, atropellado por el flujo de los acontecimientos... Unos minutos después no pude evitar sentirme pequeño frente al tamaño humano del héroe protagónico de esta película, debo confesarlo.
Estoy de acuerdo en que la película no cae en la consabida crítica social, no parece buscar criticar un sistema sino exaltar un caracter, y logra ambas cosas. Exclaman: ¡Qué jugardor! Yo exclamo ¡Qué personaje! Cercado por problemas sabe llorar de rabia pero no amilanarse, sabe declarar que no perdonará como la mejor expresión de amor de hermano...
Tanta pobreza y crueldad no pudo dejar de hacerme pensar en la Colombia que espera oportunidades, pero ante este tipo de cuadros la historia que comento ofrece el aliento de una mirada esforzada, apasionada, meritoria y confiada en sí misma, una historia de supervivencia, dulce y convulsiva. Muy bueno.
Al terminar la película ante semejante final feliz, emotivo y veloz, no pude evitar sonreir sonoramente, casi en una carcajada, en sentido de aprobación, atropellado por el flujo de los acontecimientos... Unos minutos después no pude evitar sentirme pequeño frente al tamaño humano del héroe protagónico de esta película, debo confesarlo.
Estoy de acuerdo en que la película no cae en la consabida crítica social, no parece buscar criticar un sistema sino exaltar un caracter, y logra ambas cosas. Exclaman: ¡Qué jugardor! Yo exclamo ¡Qué personaje! Cercado por problemas sabe llorar de rabia pero no amilanarse, sabe declarar que no perdonará como la mejor expresión de amor de hermano...
Tanta pobreza y crueldad no pudo dejar de hacerme pensar en la Colombia que espera oportunidades, pero ante este tipo de cuadros la historia que comento ofrece el aliento de una mirada esforzada, apasionada, meritoria y confiada en sí misma, una historia de supervivencia, dulce y convulsiva. Muy bueno.
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