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Peor que perder el tiempo leyendo una columna escrita recientemente por María Isabel Rueda sobre la incompatibilidad intrínseca entre adscribirse al club de los Juanes-istas y hacerlo al de los shakir-istas, en una columna tan intrascendente y si se quiere, lúdica, como mis dos últimas entradas en esta bitácora, es presenciar la subsiguiente oleada inercial de lamentos y protestas que han emergido y sonado en los medios en sentido de reacción. Me sabe a nada, qué vaina que semejante tema ocupe tanta atención, tiempo. Algo anda mal y a lo mejor el hecho de que esta sociedad ocupe de vez en cuando su mente con tanta pasión en bobadas de este calibre tiene algo de maniaco.