A la deriva

Tal vez la única manera de, primero inventar y después tratar de preservar, una raza humana realmente pura, al estilo de las que cultivamos en los perros y demás especies animales de fama, sería procrear con nuestras madres, padres, hermanas y hermanos en un proceso de selección electro-edípica huérfano del quantum de azar que la naturaleza se ha cuidado de preservar para producir sus más geniales frutos.

El incesto no funciona, la naturaleza lo sabe y por eso tantas sociedades humanas desde tiempos inmemoriales lo han relegado a tabú. Endogámicos, no obstante somos y en serio, de ahí la potencia de este tabú. Lo bueno de pertenecer a una no raza, a un mestizaje tan variado como el mío, es que la endogamia me lanza en la dirección de por lo menos tres "razas" diferentes. Soy hijo de la humanidad (qué tipo tan grandilocuente), pero hablando en serio, creo que una buena muestra de mi talante humanista es que me han llegado a atraer ejemplares hembras de todas las llamadas razas humanas.

En conclusión, el racismo es ridículo y punto.

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