Perdurar e imitar
Nadie quiere ser olvidado, pero la verdad este afán es infundado, porque resulta fácil recordarlo todo de las personas, hasta los detalles menos esperables y ese recordar muchas veces queda grabado en hábitos adquiridos, que se nos quedan pegados a nuestra propia vida.
En efecto, Influimos mucho y somos muy influibles. Yo mismo cambio todo el tiempo, aprendo de todo lo que veo, imito frontalmente, sin rubores. Admito que puedo incluso incomodar porque ¿Con qué derecho entro yo a apropiarme de los rasgos y costumbres que durante años han constituido la identidad de alguien más? Me falta pudor para estas cosas, prometo que lo volveré a hacer
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