Pérdidas

No me convencerás de que la reproducción de información perjudica económicamente a sus autores no remunerados, hasta que me convenzas de que, por ejemplo, cualquier marca de gaseosa o agua en botella, pierde dinero cada vez que reutilizas su envase de plástico.

Sé que existen conceptos financieros que apuntan a decir que plata no ganada es plata perdida, pero este no es un axioma incuestionable. No siempre es sano aplicarlo literalmente, si ha de aplicarse en forma alguna. Mi punto es que la información, los datos, el conocimiento, la cultura, pertenecen a esferas especiales que deberían estar a disposición del mayor número de personas posible. Si ser humanos es siempre nuestra condición inicial y nuestro propósito más alto, el conocimiento y el saber son puertas privilegiadas a mejores calidades de humanidad.

No soy el único que le da ese carácter especial al fruto del trabajo creativo. El reconocimiento de derechos de propiedad intelectual siempre estará a medio camino entre la necesidad social de estimular la creatividad Y la otra necesidad igualmente urgente que siempre se tiene de lograr provecho social del trabajo de los individuos. Es un compromiso. Tan es así que esos derechos tienen una caducidad y responden a una clasificación. Son, en síntesis, relativos al interés general y por tanto, no se los puede tratar como cualquier otro derecho de propiedad.

Por supuesto que estoy de acuerdo en respetarlos, pero solo bajo la óptica del compromiso y si se quiere, conflicto que subyace a su concepto.