Taxis II

La forma de la protesta de ayer la excuso por su espontaneidad. La veo como un acto de dolor desorganizado dadas la incapacidad coyuntural de organizar una protesta contundente y focalizada en el logro de un diálogo urgente y efectivo con las autoridades, y de formular de manera conjunta buenas propuestas de mejoramiento. La altura moral contenida en la forma de las protestas es una fuente de autoridad que las agrupaciones muchas veces no aprovechan. Hubiese preferido ayer participar voluntariamente de un acto de repudio ante un homicidio que nos dolió.

Si me preguntan, lo fundamental es lograr una mejor coordinación entre taxistas y policías, dadas las facilidades tecnológicas que ofrecen los enlaces de radiocomunicaciones y el monitoreo satelital. Los taxistas por lo menos tienen a su servicio motores, llantas y poder de desplazamiento que de hecho usan para cuidarse unos a otros y es necesario integrar cada vez mejor con las labores y recursos de vigilancia de la policía.

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