A mis menores

Muchachos, les recomiendo que preserven un fuero interno al cual acudir en momentos difíciles, un espacio íntimo, cálido y dialogante dentro de la claridad de su mente. Un espacio de sinceridad, máxima bondad y máximo poder. Una llama de pasión, ambición y audacia que los sostenga en los momentos de derrota. Un refugio de serenidad y auto-confianza cuando la realidad logre agredirlos.

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