Izquierda
Si un periodista me pregunta que en dónde nací, lo normal es que le responda con orgullo el nombre de mi ciudad natal y no que le conteste impaciente que esa información ya está consignada en mi cédula y en registros estatales, de acceso público, etc. No importa cuántas veces me pregunten información que tiene que ver con mi identidad, lo normal, lo que no despierta sospechas, es contestar sin prevenciones, complacido de tener la oportunidad de afirmar en público mis rasgos distintivos. Igual funciona con el Polo, si aprovecharan cada burla o chantaje de las FARC para reafirmar su decisión constitutiva de rechazar la violencia y a las mismas FARC con nombre propio, no cargarían todavía tan pesadamente con el lastre que la guerrilla posa asfixiante sobre toda iniciativa legítima de izquierda en Colombia.
La gradualidad de los procesos implica que no basta con hacer una declaración y dejarla por escrito de cara a la opinión pública. Convence que en toda comunicación se refuercen los mensajes que se quieren transmitir. Por ejemplo, Petro me parece más claro frente a la guerrilla que Carlos Gaviria precisamente por sus respuestas de rechazo puntuales a sucesos en momentos clave y porque el segundo se suele rehusar en esas mismas oportunidades, impaciente, a volver a repetir lo que para él es innecesario reafirmar porque ya está consignado en unos estatutos públicos.
No obstante la anterior diferenciación, soy de los que no comprende ni aprueba de Petro y el Polo en general, el apoyo que dieron a la elección del actual Procurador, con las consecuencias institucionales que estamos viviendo hoy.
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