Aguas Tibias

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Las aguas tibias pueden convencer, pero solo la palabra radical puede persuadir. La palabra radical es una orden camuflada. Quiere mover, motivar e inspirar. Es un deseo de poder; La palabra neutra solo quiere entender y lograr abarcar la complejidad de las cosas. El solo hecho de hablar es ya una simplificación. Pero hablar radicalmente es menos parecido a hablar que a señalar con el dedo en la dirección hacia la que se quiere enrumbar a otros, es decir, una simplificación extrema. A la palabra neutra, quizás la impulse algún remanente de deseo hacia la verdad, hacia una visión orgánica de las cosas; mientras que a la palabra radical la mueve un deseo, natural y válido como tantos, de efectividad, de movimiento, cambio. Por eso es tan inofensivo preguntarse si al presidente Uribe si quiera le interesa en qué categoría deba clasificarse a la guerrilla o admitir si en Colombia existe un "conflicto armado": Uribe desea acabar con la guerrilla, tendrá más o menos razones para pensar que esa es la clave de la salvación del país; pero por eso su discurso es más apasionado que ponderado, y es tonto suponer que le pueda interesar algo que no contribuya en su propósito, al parecer más personal que político. Su conducta, entonces, se entiende mejor a partir del análisis lógico, no de su discurso, sino de sus fines, aunque en términos de interpretación esto sea todo un embrollo.

Caballero, en la columna que arriba referencio, parece estar haciendo una apología dionisíaca del discurso radical, mientras se burla del carácter apolíneo de los escritos de otros dos columnistas. Lo que tengo que decir, en suma, es que esos discursos radicales que tanto le gustan, suelen ser simplistas, sí, pero motivantes, persuasivos y efectivos, también. Simplicidad y efectividad suelen ir de la mano. Si lo duda, pregúntele a un ingeniero. Una orden es de las expresiones más simples que existen, y entre más básica, enérgica y no deliberada sea, mejor. O acaso ¿Qué ofende más a una orden que la tardanza del inicio de su efecto? Quien ordena suele desear que los demás se conviertan en extensines de su cuerpo, en instrumentos de respuesta instantánea, objetos de su control. De esa manera se clarifica el carácter de instrumento efectivo y eficaz que en ese contexto llega a tener el lenguaje y el mundo.

Por suuesto, no estoy haciendo una apología de algo, o de su opuesto. Solo estoy calentando agua fría, o enfriando agua caliente; estoy dándoles una buena dosis de agüita tibia.

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