Aliento caracol
Madrugué a enamorarme de ti, a abrir las ventanas para que entrara la música, circularan rumores lejanos y volaran en mi morada los amores de dioses cuidando a sus hijos, o de abuelos susurrando al oído de sus nietos. No olvides, pequeña, que el amor que has dejado confinado en la oscuridad de tu corazón preciado, hace brillar La Tierra
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