Me gusta pensar en el cristianismo como un democratizador de tesoros culturales acumulados.
Innovó al dirigirse a la humanidad, quizás ayudó a crear el concepto mismo de "Humanidad"
Pero el pasar de los siglos ha subrayado poco a poco una cada día mayor radicalidad de su devoción por la libertad, pues ha llegado a entender que hay quien no quiere ser salvado y que ni siquiera el bien puede ser impuesto; sobre todo el bien, no puede ni debe ser inoculado por la fuerza

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