Los Viajeros

Los viajeros nos vigilan desde las alturas, nos miran con la compasión y el cariño de los gigantes; nos repasan, revisan que las veredas siguen tintileando en la noche como luciérnagas y que el cielo inmenso, invisible a los ojos del caminante sumergido en el vientre iluminado de las ciudades, aún cuida nuestra ceguera encandilada como quien sonríe ante los primeros pasos de un bebé.

Los viajeros disfrutan de fluir con el viento y con las olas, se sienten gota navegante o mota flotante, orgullosos de exponerse a los caprichos de los elementos, porque sienten en la piel el guiño de ventura.

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