Experiencia sonora

Bendita sea la música, que puede adueñarse de tal manera de nuestras vibraciones más íntimas, que puede inyectarnos tanto energía en la nuca, que puede hacer palpitar nuestros pechos y nuestras almas, creación  libre sobre pista monótona, estiramiento plástico del tiempo y los bloques de una realidad aparentemente rígida, invocación de poderes dormidos y antiguos, deslizamiento que modula nuestra respiración.

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