Excelente

Perdón: Artículo de Marianne Ponsford en El Espectador esta semana.

Difícil perdonar a quien no ha pedido perdón. Difícil tratar al que se escurre, se camufla cual camaleón detrás de justificaciones. Me pregunto: ¿Qué forma tendrán las conversaciones entre el gobierno y sus amigos presos -amigos sí, pero amigos nuevos, dice el gobierno, que obtuvo en 2006 y no en 2002-? ¿"Si nos prometen excarcelación ahí sí vamos a decir la verdad, ahí si reconoceremos nuestros actos"? Hasta ahora se ha hecho énfasis en la hipótesis suspicaz de una amenaza directa al gobierno. La amenaza de decir una verdad cataclísmica. No creo en tal cataclismo. Si se van a la cárcel los corruptos la democracia colombiana sale fortalecida, las instituciones democráticas serían las protagonistas y cumpliríamos nuestro compromiso con la historia en esta coyuntura. A mí me parece muy grave que la verdad no sea la amenaza sino la promesa de los parlamentarios presos, porque con ello admiten que hasta ahora no han hecho más que mentir y esconderse.

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