Pobre Patria

Hace unos días me robaron unas pertenencias mientras me descuidé unos diez minutos viendo un partido del mundial. Mi primera reacción fue negarme a creerlo y hacer verificaciones hasta que el peso de los hechos me terminó de convencer de que efectivamente me habían robado. Luego me culpé a mí mismo muy duramente. Finalmente tuve una horrible sensación semi-paranoica que me llevó a quejarme de vivir y luchar en y por un país de ladrones, raponeros, saqueadores. Ahí, injustamente, cayeron todos ustedes amigos y amigas honrados, seres humanos valiosos, nacionales de Colombia, que me leen en cada momento por cualquier razón. Pido excusas por eso.

Hoy en la mañana, después de leer esta entrada de un 'blogger' amigo, en el cual relata un episodio mucho más violento y dramático que el que les referí, me dominó un horrible sentimiento de impotencia. Supongo que la justicia no se arrebata, ni se exige, sino que se ofrece y se realiza. No podemos seguir tolerando el robo ni considerando que si a alguien lo roban es más por haber "dado papaya" que por la existencia de una realidad salvaje que no es inevitable, aunque nos sea dada.

http://nuevosepisodios.blogspot.com/2006/07/el-regreso.html

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