Ciudad cardumen

Muchos rostros oscilantes al ritmo de su desplazamiento.
He visto a la humanidad, y después de tal experiencia, me convenzo de que es inexistente la figura de un hombre o una mujer fuera de su tiempo, pues en sus emociones transparentes en cada detalle, reconozco el más mínimo intento de variación de mis estados de ánimo. La ciudad se enferma, se expande, se agota, conoce estupendos estados de euforia y felicidad, vira hacia un lado, hacia el otro, sin que sea posible identificar al líder invisible que coordina el efecto total.

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